Podría haberse tratado de un músico buscando su propio camino, entre varios posibles, o de alguien dispuesto, simplemente, a recorrerlos todos. “Desde mi punto de vista, cada paso fue un nuevo mundo, exactamente como mi próximo paso me lo hacía saber”, decía Corea a este diario. “Nunca fue parte de un plan ni de nada premeditado; es más, yo hubiera sido incapaz de decir qué haría después. Sólo se trataba de entrar en cada proyecto con la fascinación ante las posibilidades que eso abría ante mí. Pero la verdadera aventura es siempre ir un poco más allá y tocar y componer y aprender algo nuevo cada noche ante cada público diferente. Ese es el camino.” No habrá nuevos discos, ni nuevas presentaciones en Buenos Aires, una ciudad que lo adoró de una manera muy especial y donde su figura –y su música– trascendió los géneros y sus públicos. Allí estaban, entre quienes lo escuchaban con reverencia, Luis Alberto Spinetta, Charly García o los músicos de la Generación 0 de Rodolfo Mederos. Y sin duda su estilo tuvo mucho que ver con el Octeto Electrónico que Piazzolla formó en 1976. Habrá, sí, nuevas escuchas. Queda un mundo sonoro único. Fue protagonista de la banda de sonido de una época pero no sólo eso. Su música seguirá sonando. 

Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.

Hace 38 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.

Unite a Página|12
Icono de carga
Tu navegador tiene deshabilitado el uso de Cookies. Algunas funcionalidades de Página/12 necesitan que lo habilites para funcionar. Si no sabés como hacerlo hacé CLICK AQUÍ