
Pocas veces se cuenta que los esclavizados eran forzados a unirse a los ejércitos. A veces con la promesa de liberación tras su servicio, el cual duraba años. Aún así, esa promesa se aplicaba discrecionalmente. Un caso que tomó notoriedad en este sentido, aunque años antes de la Declaración de Independencia, es el del “Batallón Nº 17 de Pardos y Morenos” en el cual setenta esclavizados obtuvieron la libertad después de la lucha contra las Invasiones Inglesas. Setenta de un total de seiscientos ochenta y seis.
Se suele, también, reducir la presencia de afrodescendientes en el proceso revolucionario a los batallones segregados. Sin embargo, la contribución de los y las afroargentinas no se limitó a los regimientos de "Pardos y Morenos". Bernardo José de Monteagudo, por ejemplo, se destacó como intelectual, político y militar, participando en los procesos revolucionarios de varios países junto a San Martín primero y a Bolívar después. Su gravitación fue tal que, siendo imposible invisibilizar su figura, la propaganda oficial debió blanquearlo.
Ni que hablar de la contribución insoslayable de los y las afrodescendientes a través de la Revolución Haitiana. Era el terror de los propietarios, era el fantasma que sobrevolaba en todo cabildo, debate y congreso. Ampliar la participación popular en el proceso revolucionario del sur implicaba exponerse a los peligros de la radicalización, incluso a perder el control del proceso y acabar como los blancos en Haití. Muertos, o sin esclavos, sin propiedad y sin poder.
El poder blanco tiene por costumbre monumentalizar a individuos, varones, blancos, exaltados como prohombres, genios únicos, falseando la historia para hacernos creer que debemos esperar a la llegada de ese genio iluminado. Poco dicen de las masas que acompañaban a los libertadores, de las mujeres, de los pueblos, de otros líderes. Lxs negrxs debemos saber ya que la lucha es colectiva, que nadie se salva solo y que no saldremos de esta violencia anarco-capitalista-libertaria por obra y gracia de un genio único, menos que menos por un varón único. Las guerras por la independencia argentina fueron ganadas por la acción de las grandes mayorías que lucharon, juntas, y lo hicieron posible.
Reconocer la participación de los y las afroargentinas en las campañas independentistas enriquece nuestro entendimiento de la historia, contribuye a la justicia histórica y racial y nos conduce a hacernos preguntas desnaturalizadoras. ¿Quiénes somos lxs argentinxs? ¿Quiénes somos las mayorías? ¿Por qué siempre es a nuestras expensas? ¿Por qué nuestros gobernantes, más de dos siglos después, siguen sin parecerse a su pueblo?
Enaltecer el legado afroargentino en la gesta emancipadora no sólo hace honor a su memoria, también profundiza la relación de las mayorías racializadas con los cimientos de nuestra nación. Somos la patria.
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