Apenas comenzó a rodar la pelota, de inmediato quedaron expuestasa las graves falencias del equipo de Javier Mascherano, capaz de lastimar gracias a sus grandes atacantes, pero tan endeble en el fondo que un simple pelotazo frontal podía dejar a un delantero cara a cara con Ustari. Y así pasó antes de los 10 minutos, cuando el arquero argentino se vio obligado a dos revolcones, uno anulado por un offside milimétrico y otro que terminó con una gran atajada sobre Ashour, que un ratito después salió lesionado.
Con el correr de los minutos, el plan simple de los egipcios daba cada vez más dividendos, porque Inter se repetía con pases sin movilidad de los receptores y, cuando perdía la pelota, los espacios que regalaba lo dejaban expuesto a los contragolpes rivales. Por eso, de no ser por Ustari, autor de varias tapadas sucesivas, el resultado podría haber sido de catástrofe para los de Mascherano. Y para completar un primer tiempo inolvidable, el exarquero de Independiente le detuvo un penal a Trezeguet, para ratificar que era el mejor hombre de la cancha. Inter, motivado tras la atajada de Ustari, reaccionó con la única chance clara, un tiro bombeado de Suárez rechazado sobre la línea por un defensor.
La segunda parte ya fue otro desarrollo, porque Messi tomó mucho más protagonismo y, bajo su ala, Inter generó más juego y pasó a dominar el desarrollo, ante un rival que sintió que su momento había pasado. Un tiro libre apenas desviado -que muchos festejaron- un espectacular desborde, definido por un cabezazo de Fafa que El Shenawi desvió al corner, y un remate bombeado del astro que entre el arquero y el travesaño evitaron, resultaron las ocasiones más claras del conjunto de Mascherano, que al menos mejoró su imagen después de un primer tiempo olvidable.
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