Producto de la bisagra existencial, no solo el cantautor se lanzó a cruzar el océano (lleva cuatro giras por España, donde tocó en 20 ciudades) sino que tal afrenta derivó en otras canciones del disco. “Probablemente”, por caso. “Esta habla de una separación. Otra de las estructuras que cayeron en aquel momento”, cuenta Alonso, anclando en la pieza en la que participa Camila Buch. “Este tema trata de buscar explicaciones a esas relaciones que se terminan. Siento que los vínculos nos enseñan mucho sobre nosotros mismos, que son como espejos donde podemos vernos reflejados y sacarnos la ficha también. Cuando la cosa funciona y todo es armonía, está bien. Pero también hay una riqueza oculta, que puede volverse aprendizaje, cuando la cosa no funciona. La canción desarma las piezas de un vínculo, las coloca sobre la mesa y se dispone a entender porqué ese engranaje ya no camina”, persiste el cantautor en su introspección. “De todas formas, más allá de lo que narran sus canciones puntualmente, el espíritu del disco es luminoso, porque es el espíritu de una reconstrucción. Refleja ese estado de ánimo después de una tormenta en el cual uno cae en la cuenta de que ha sobrevivido”.

Este artículo fue publicado originalmente el día 21 de mayo de 2025

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