
El recital dio inicio con una de las canciones de 166, “3 pecados después”, en cuya letra Milo J tributa a Charly García, lo que queda expuesto al principio tras coincidir con el músico en que “hay que prohibir el autotune”. Se trata de uno de los recursos por excelencia del trap, caracterizado por la manipulación de las voces, algo a lo que es esquivo el MC de 18 años y de lo que dio fe en las dos horas de show. El repertorio avanzó con otra canción de su segundo álbum, “Ni Carlos ni José”, a la que le siguió uno de los temas que incluyó en la versión “deluxe” de ese material: “Retirada” (que, de paso, sirvió como subtítulo). Lo que distingue a un disco del otro es que la edición más reciente, publicada el 12 de febrero, contiene ocho tracks adicionales (en total son 20) y, por ende, varias colaboraciones más.
Previo a que esos invitados subieran al tablado, el rapero estableció la dinámica de su performance, dividida en segmentos conceptuales. El primero de ellos tuvo a las trompetas en calidad de protagonistas: una de las grandes debilidades suyas, lo que se puede percibir en sendos discos de estudio. Para este bloque eligió “Buen día, portación de rostro”, “Morning” y “Fla” (estos dos a manera de medley), y “No soy eterno”. A continuación, el artista apeló por “Vida de rock” (firmada con Duki, quien no fue de la partida) y “A vos” como puente para la próxima sección del show, donde los integrantes de su banda tuvieron un papel fundamental, al tiempo que demostraron su condición de musicazos. Y lo hicieron nada menos que en clave folklórica, resaltando el trabajo percusivo y el de las dos guitarras.
Una vez que tocaron “Morocha” en formato acústico, el mash up de “Tus vueltas” y “Carencia de cordura” puso a dialogar a la chacarera con el R&B. Y vaya que tuvieron un sustancioso mano a mano, algo similar a lo que pasó con “Una bala” y “Vudu”, con la que concluyeron ese segmento. Entonces los músicos salieron de escena por un rato para que irrumpiera el primer invitado de la fecha, arengado por el moronense, quien en la previa advirtió: “Demasiado bajón todo, subamos un poco”. Akim 88 apareció para cantar a dos voces (y pista mediante) “No estoy”, pero luego dejó solo a Milo J en la mitad del sector campo del estadio, sobre el borde de la pasarela que se desprendía desde el tablado, para interpretar frente a la steadycam el dembow minimalista “Paraíso (Daña)".
Mientras seguía mirando a cámara, el MC despachó el trap metasample de su set: y es que “Daña (Elvira)”, parte de 166 (deluxe) retirada, toma prestado el riff de guitarra de “Post crucifixión”, temazo de Pescado Rabioso, y añade un pasaje de la letra de “Elvira”, de la autoría de otro de los tótems de la música urbana nacional que legó el oeste del Gran Buenos Aires: Neo Pistea. De pronto, el artista salió de cuadro, no sin antes avisarle al público que los iba a dejar con su “amigo” El Malandro (anteriormente conocido como Malajunta Malandro), pionero del trap en la Argentina, quien presentó su clásico “De la risa”. Al regresar, Milo J invocó a Bhavi para hacer el tema que registraron en el más reciente álbum del primero, “Ojalá”, antecedido por el trap angelical “Alioli”.
Si el internacional de la noche fue el rapero catalán (de ascendencia gambiana) Munic HB, que subió a cantar “No, no”, el acto estelar fue sin duda Nicki Nicole, con la que Milo J hizo “Dispara”, hip hop cuya evolución flirteó con el sample del piano del himno rapero “Still D.R.E.”, de Dr. Dre. A propósito de rap, la novel sensación argentina de esa escena, Cerounno, recibió el llamado para sumarse al coro (de 12 chicas y chicos) que unos minutos antes se había instalado en el tablado para el flamante bloque de canciones. Juntos desenfundaron “La tortura”, lo que dio pie para que volviera a decir presente la coreografía aérea de arnés y cuerdas (al estilo de la compañía teatral Fuerza Bruta), a cargo de un grupo de bailarines jóvenes que dieron la talla en varios tramos del recital. Lo mismo que la narrativa que le aportaron a los temas.
Charly volvió a ser interpelado de la mano de “Hippie”, a partir del sample del piano de “Los dinosaurios”. No obstante, este activista de derechos humanos, amén de reivindicador de su lugar de origen, mostró nuevamente su arraigo hacia lo popular al convocar a la murga uruguaya Agarrate Catalina. Primero hicieron el dance “Rara vez”, donde el cruce de estilos resultó en una hermosa osadía, para después revisitar “Negra murguera”, de Bersuit, en la que el rapero dejó en suspenso a la métrica y se abocó al formato tradicional de la canción. La terna la cerró “Valores del West”, con el dembow tomando forma rioplatense. Aún quedaban por cantar “Fruto”, “Milagrosa”, “BZRP #57” y “No hago trap”, pero Milo J ya había hecho gala de su instinto, agudeza y buen gusto. Razones suficientes para intimidar incluso a las fuerzas del cielo.
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